Riviste internazionaliOMNIBUS n. 42 (Madrid, 12.12)
Nacida en Milán en 1964, vive en Roma: poeta, dramaturga, performer, organizadora cultural, autora y presentadora de programas culturales para la RAI Radio 3, crítica literaria para el periódico “Il manifesto”, es responsable de la sección de inéditos “Cantiere Poesia” para la revista mensual internacional “Poesia”. Edición bilingüe. Traducción de Julio Pérez-Ugena Anna, tutto quel senso Com’era fresco il mondo che portava Ma il mio amore non smette Aggiungi commento
Panorama Cultural.net (Suecia-Europa y Chile-Latinoamérica, 5.11.12)
2012-11-05 | Poesía | Por Maria Grazia CalandroneMaria Grazia Calandrone (Milán, Italia, 1964): poeta, dramaturga, autora y conductora de programas culturales para RAI Radio 3, critica literaria para la revista internacional Poesia y para el cotidiano “il manifesto”.
Ha escrito teatro para Sonia Bergamasco (tra i quali Pochi avvenimenti, felicità assoluta – prima assoluta in Festival MiTo, il 9.9.10 – y La scimmia bianca dei miracoli – prima assoluta in Festival Suoni delle Dolomiti, il 30.7.11), y fragmentos poéticos en torno a la Guerra Civil Española para la compañía internacional “Théatre en vol”. Sus poemas aparecen en antologías y revistas de numerosos países de Europa y de América; señalamos la antología La realidad en la palabra (Editorial Brujas, 2005), Caminos del agua (Monte Avila Latinoamericanas, 2008) y Antologia italikes poieses (Odós Panós, 2011). Desde 1993 ha sido invitada a los más importantes festivales nacionales e internacionales, y del 2008 lleva a escena en Italia y Europa, con el compositor Stefano Savi Scarponi, el video concierto Senza bagaglio, finalista en el Roma Europa Festival; en el 2010 su obra My language is the rose, es elegida y musicalizada por Isaiah Lee Chie Tsang, y resultada finalista en “Unique Forms of Continuity in Space – International Composition Competition” en Melbourne, Australia. Siempre en el 2010 ha sido elegida como representante de la poesía italiana, y dirigida por Lucie Kralova en “Evropa jedna báseň”, documental para la televisión checa. Actualmente vive en Roma. Poemas de Maria Grazia Calandronede CINCO MADRES El sistema linfático de los muertos sobre las rosas las llamas aún retorcidas en la correa de los nervios y volátiles hélices de mechones: las poses homéricas de la materia semiviva. Los sepultados sobre la tierra (coro: la tierra), si tienen piedad de nosotros parecerán caídos en un sueño falto de juicio como un enorme almuerzo de carne humana, parecerán mezclar en su aturdida resignación (coro: -carne -miradas con el barro humeante de Guernica.) Barro que duerme, un documento en blanco –objetos que carecen de frontera con la tierra. Toda ella es una charca de sangre que cae de la boca del hijo (coro: ¡Hijo!), tu nombre era el orgullo de mi boca, despuntaba por lo blanco de los incisivos, rodaba por la noche entre los arcos como perlas ya idas a la paz del alba sus vocales que desde el primer aliento matinal me comenzaba una sonrisa por el pecho al pronunciarte. La boca desencajada se parecía al silencio de un astro. (coro: esto es lo que habéis hecho vosotros) Como un velo de novia es la corona de huevos que han puesto las moscas en su cabeza completamente hecha para la vida que oscila al viento e imita las hojas como señales luminosas amarillas en la cuesta de San Miguel. Y cada cuerpo se dobla sobre la tierra, cada cuerpo se inclina así hacia ellos y empuja –empuja los brazos hasta debajo de la tierra la multitud piadosa de los vivos. Ven Rosa, ven Pablo, María, Alejandro, Carmen, yo veo tus blancas columnas de meditación, veo tus sueños blancos, veo las bicicletas y las linternas y toda la estructura yo recuerdo y recuerdo mañana, la fecha de tu boda y las cintitas descaradas como lenguas de dragón chasqueando y revoloteando mientras el coche os llevaba al Sur: mañana. Hasta luego. Una madera de selva y tu lengua como un gran animal marino no tiene ya fuerzas para oponerse a las corrientes. Permaneces como maceración como una mancha de invisible en el desastre sereno de la redonda tierra y entre tus músculos celestes cuelgas como un anzuelo el hilo del acróbata, el verde cable, el póstumo lanzallamas de esta lengua terrestre. Me parecía que era su respiración la que le hacía echar espumarajos por la boca pero quizá no estaba en paz con su alma estaba abandonado por una santa lección de desencanto como fuego en la base de la cruz. Los veo sonrientes diciendo ven María, ven a recogernos, oigo todo este bullicio de niños y me siento mal porque no estén en cambio en casa, los veo como cuerdas de fuego o me acarician las pestañas mudos, a falta de sí mismos como lenguaje. No andéis sobre la cara de mi hijo porque él debe aún conocer el mundo. Estaba rociada de la desolación del árbol que no gobierna el hundimiento de sus miembros, no cicatriza la poda sangrienta y no muere. Yo lo siento en el corazón, tan manchado del mosto crudo de su cuerpo y sé que por la cruz de su cuerpo bajarán los pájaros. Tú para mí eres un ángel y una rosa. sobre la tierra cavada y contemplada con la prodigiosa lentitud de los trabajos naturales te doy mis primeros besos de traspasada. Traducción de Julio Pérez-Ugena ANA, TODO AQUEL SENTIDO Como era fresco el mundo que llevaba en la boca por la mañana, todavía verde de la hierba soñada, como la enamoraba aquella pequeña manzana que oscilaba como un planeta rojo en el manzano enano detrás de la ventana, que corona de hojas medidas una por una le ponía sobre la clara fuente de cabellos la sombra grande del melocotonero y como toda el agua amarillo-ginesta que había sido untada por el sol en la mañana de su nacimiento sobre las paredes de la casa era un anuncio de tu grandeza, Ana, todo aquel sentido ha sido hecho en la medida de tu corazón. CANCIÓN canto porque vuelves cuando canto canto porque cruzas todos los días millas de soledad para secarme el llanto. Pero me avergüenza pedirte tanto y ceso el canto. Canto y soy ligero como una flor de tilo canto y justo me siento donde me maravillo: al inicio del mundo está la sombra blanca de las primeras rosas que ya no amargan más porque canto y te veo volver como vuelven a la orilla las cosas: sin pasado, con el pecho lavado por el mar. ¡Mira!, subes las escaleras como un chiquillo que sacude de sus pestañas una corona de sal, da dos picotazos de índice a la puerta, se arrodilla rápido, rápido dice: “¡Ven!, te llevo al mar” y me sonríe, desde su altura de nevisca y de rosas, desde su gasa de alma salvada por las pequeñas cosas. Desde su boca blanca ríe el mundo y ríen las cosas transparentes del cielo si, girándose apenas por pudor, dice: “Lo ves, ya no tengo más miedo”. como hablando a una sombra volatilizada en la inocencia calma de las ginestas, a un jadear de rosas que se ha ido por las ventanas abiertas hasta los fundamentos. Así me dejas al abierto sin peso. Y entonces canto el quedarse sentados en el vivo, todo el amor carente, que no cese la presencia perfecta de quien no pesa pero no tiene voluntad, ni escombros, ni acontecimientos de la materia es solo polvo que tiende a la luz. TANGENZIALE EST Vosotros no sois conscientes de vuestra belleza, de los colores magníficos que producís, de la inmensidad marina de los cajones con las islas meridianas de los calcetines amaranto por la mañana, como conmueve la flojera de los embragues en esta hora quieta del Sur. Entre cuerpo y poletileno no hay espacio. Sin embargo resiste algo todavía no caído, no completamente agotado. Bastidor de resina. Órganos oscuros y flojos. Bazo. Pistón. Ahora mira dentro de esta falta de espacio, toca este apiñarse. La materia granate del corazón. Cuentakilómetros. Émbolo. Cerradura. Puerta trasera. Ganglios de cables y válvulas. La pituitaria. Ganglio del hipotálamo. Ahora abandona toda la esperanza deja que aflore de tu rostro la meridiana amarilla de la casualidad – amarillo radiante, amarillo maduro. Una sonrisa de simio. Blanca. Una sonrisa canina. Cambio. Cable de los frenos. Tendones y sus extensiones. La gravedad nos dobla hacia abajo. Cilindros, agujas y marcadores. Prolongamiento de las rótulas en el eje del motor. El billete con los nombres que has dejado en el hueco de la roca, el rastro de sangre con el que has hecho palidecer su corazón. Observa estas columnas horizontales, este provenir, observa el compacto y a la vez el diferenciado, esta preciosa masa de cuerpo y coche movida cada día por fuelles de voluntad. Somos una colectiva dedicación. Luego, nos separamos. Piensa en el continuo enfrentarse de cortezas orbitales. piensa que un milímetro escaso de membrana conserva a las criaturas en el saco del propio comportamiento moral. Sin embargo, no hay homicidio. Los automóviles desfilan con obediencia a lo largo de la tangenziale. Un espectáculo de carácter amoroso. Podría ser una masacre, una lacra de ira. Pero somos muy educados. Dorsales. Sostenidos por un cotidiano afecto de simios. Ningún atropello voluntario. Rara vez algo se escapa. Un triunfo ordinario del amor, una hoguera moral de rostros humanos y vidrio. Bajo vosotros se extiende la colada de paz de la carretera. Raramente algo se descarrila. Sólo a veces el corazón – la órbita magna – brinca a través de la malla de uranio del paso elevado. Sólo a veces un soplo de sangre trae hasta aquí, sobre los nudos de cemento del puente la luz de las rosas. Entonces la jaula de cinc del guardarraíl reluce en esta quietud como el rastro de la sonrisa de los inmortales entonces sopla sobre la grupa de mineral inerte que se arquea en la amplia y blanca radiación entre Scalo San Lorenzo y Via Prenestina una sequedad de arena con las ruinas y las bicicletas de oro. Ahora estás continuamente en contacto completamente abierto por el canto estas al descubierto, todo olvido, expuesto en toda la superficie y por eso inatacable esdrújulo brillas como una cadena de luz que oscila. Brillas como una cosa. Estas encorvado como un bloque de sentimientos. Eres capaz de amar a tu benefactor. Traducción de Giulia Fani y Maria Esteban de Sulla bocca di tutti Yo no tenía a mis espaldas el aire sino tu ser alado que decía soy tu siervo, sube sobre mi vida al paraíso. Yo quería pasar sin dolor. Yo quería volverme pasado como aquella inservible oscuridad en el lago artificial. Tu nombre erigía una columna alzada con toques del corazón como golpes de mazo en el lago solar. El claro que hacíamos era verdemente conforme a los remolinos de los majuelos - candelabros que en la primera llamarada del viento se azaraban como si sólo permaneciera el fresco de la tierra limpia mientras el mundo se erguía con su alquitrán según la inmensa voluntad de la creación. Así María inventó al ángel y le entregó su vida y en vez de la vida de María en él resuena un térreo paraíso. El muchacho pelaba albaricoques al amor de la chimenea. Algo en la forma de la cabeza mostraba que sus vértebras habían sido dispuestas y alineadas pensando en el vuelo y en el perfume de aprisco en las cuerdas que lo sujetan en todos los puntos de calma del cuerpo – tallo y vasija de calor – estaba listo para responder, pero lo ataba una promesa y resplandecía desde los cimientos por la intensidad del deseo. Oh almas que vais por la chimenea solas como veleros, éramos ricos porque no teníamos más que esto, éramos letra del buril de la belleza. Podíamos testimoniar. Oh amor que caminas por las sombras, amor que pisas y te alzas y revelas con el viburno y la flor de Santa Ana formas esféricas bruñidas, haz de mí una luz cualquiera en la arena gloriosa de su pecho, haz de mí hechizo – yo cuerpo inmortal como quien ha consumado todo pesar para volverse alabanza. Traducción de Eloy Santos EL VIENTO EN EL MAR ES UN SER DE ESCAMAS PREDISPUESTO A LA MASACRE El viento —un ser de escamas que nos asalta endereza los restos del cuerpo vendimiado de las colinas: un soporte de plácido verde cobrizo, un lamento, los fi los perfumados de veneros subterráneos, la paz conquistada del agua en remanso, la víctima de la canícula que declara su amor con enigmas y nos condiciona. La volátil formación de automóviles de hierro y carne es un vivero de larvas de retornos agua elevada por las terrazas de los campos de trigo sumergidos santuarios ebrios de viento y gloria del solsticio despojado y retumbante observatorio pleno de euforia y de escarcha. Traducción de Dulce María Zúñiga de Como por medio de una brida ardiente EL CUERPO COLOCADO COMO UN UTENSILIO Es más arduo adivinar el pasaje de aquello que no nos modifica. ¿De cuál distancia de la memoria proviene la despedida, el arrepentimiento de los abandonados y de los moribundos a lo largo del último intenso remolino de las hojas que se va por la ventana? Lo que transporta el sábado (en aquel zumbido de mariposas posee la sordera del arrastre de una carretilla entre los helechos, (la autonomía de la maduración de los cuerpos no comunes, encaminados hacia los rayos del sol. Como una primicia -o la añoranza en el fondo de las copas: los muertos hundidos agudamente en la gracia de los establos. O tierra impregnada del cuerpo lento y textual del sol, que aparece entre los bosques lacustres. DESPEDIDA DEL PARQUE DE LA VIDA Cada cosa que toca el sol está coronada en sus estrías. (Cada cosa es la última lección de muerte: en el ordenado preludio del sueño, lleno de profecías y de hojas como lo apenas visto, sus zapatos serenos -una interrupción todavía superficial del sol meticuloso y genuino: lo reseco está al inicio de nuestra memoria, y los tres golpes de llave de hojilla. Traducción de Erika Reginato Categoría: Poesía Colaboración de Mario MeléndezEl Mundo (Madrid, 22.5.12)
La literatura italiana de hoy Pocos hispanistas aman y conocen tan bien nuestras letras como Gabriele Morelli. Nadie como él, pues, para presentarnos la mejor literatura italiana GABRIELE MORELLI | Publicado el 25/05/2012 Como cada comarca tiene su clima peculiar, así cada género en la literatura italiana posee sus particularidades. El ensayo, la novela y la poesía muestran rasgos diferentes que han merecido mayor o menor consideración. Si se empieza con la ensayística, resulta relevante la producción de libros, cuyos autores son personajes conocidos de la televisión o de periódicos importantes, en fin, figuras de los mass media, como Bruno Vespa, Eugenio Scalfari y Gian Antonio Stella, inventor del panfleto La casta, una dura invectiva contra la clase política. Al ensayo político, pero con escritura refinada y erudita, pertenecen las páginas del jurista Franco Cordero, inventor de pintorescos apodos para Berlusconi. En el ámbito meramente literario sobresalen Umberto Eco y Claudio Magris, pero también Luciano Canfora, insigne helenista, hábil en reunir filología e historia de la cultura, y Roberto Calasso, cuyos libros de crítica se confunden con su obra narrativa: ambos indagan con sensibilidad moderna en la fuente del mito clásico. Aparte de los escasos ensayistas citados no hay otra producción significativa, pues la crítica literaria y filológica queda confinada en el terreno académico. Igualmente resulta complicado emitir un juicio seguro y sintético sobre la novela de hoy, ya que no existe una distinción neta -como en el pasado- entre literatura de consumo y narrativa “alta”, caracterizada por una escritura elaborada y personal. Antes los confines eran más claros y bien definidos: Calvino, Lampedusa, Moravia, Morante, Volponi y Sciascia, etc, por una parte; Guareschi y Scerbanenco por otra. Hoy todo parece más confuso; la crítica literaria tiene siempre menor recepción en los mass media (que además viven una grave crisis de identidad). Es una realidad dura de aceptar, pero en el momento no hay figuras señeras de escritores italianos: quizás Tabucchi, recién desaparecido, sea el único caso de narrador “pur” universalmente reconocido. Entre los autores considerados canónicos que cultivan un género “híbrido” destacan los dos intelectuales arriba citados, Eco y Magris, este último consagrado por la colección Meridiani Mondadori. Tampoco se aleja de esta categoría Camilleri, deán de los narradores italianos, genial escritor de novela policíaca, al lado del binomio Fruttero-Lucentini, y heredero de la escuela de Simenon. Es el responsable de las aventuras del comisario Montalbano, en las que muestra su habilidad de contaminar el género policíaco con una escritura dialectal y creativa. En todo caso, estamos lejos de la novela que ha representado el culmen de la gran literatura italiana. Hace más de veinte años que asistimos a chocantes best-sellers comerciales que han configurado un nuevo parque de narradores, pero que la crítica ha liquidado como literatura de plástico, vertiendo juicios muy controvertidos. En el primer ámbito resaltan los casos de Susanna Tamaro con Va' dove ti porta il cuore; Margaret Mazzantini con Non ti muovere; Federico Moccia con Tre metri sopra il cielo, Giorgio Faletti y su Appunti di un venditore di donne, Paolo Giordano con La solitudine dei numeri primi, y Fabio Volo, Le prime luci del mattino, libros que han servido de base para algunas películas. De alterna recepción son las novelas de Alessandro Piperno, Alessandro Baricco, Niccolò Ammaniti, Sandro Veronesi y Antonio Scurati. Existe otra poesía que combina el empeño civil y la evocación de una tensión con rasgos vagamente místicos y neo-dantescos, como la de Eugenio De Signoribus (Nessun luogo è elementare), muy vinculada al magisterio de Giovanni Giudici y Mario Luzi. Una línea culta y meditativa de referencia segura, de fondo ponderado y reflexivo, es la de Cesare Viviani. Acude al dialecto milanés Franco Loi (recién traducido al español). En cambio, los autores de la vanguardia no han sido demasiado expeditivos tras la muerte de Sanguineti y Elio Pagliarani, ya que casi todos se encierran en un epigonismo enojado y a menudo estéril, con raras excepciones. En el ámbito femenino se distinguen los nombres de Alda Merini, Amelia Rosselli y Vivian Lamarque. En las generaciones más jóvenes, las más acreditadas son Antonella Anedda, fuertemente marcada por la lectura de la poesía rusa; Maria Grazia Calandrone; Cristina Alziati; Jolanda Insana, y Fabio Scotto; poeta del cuerpo y de la voz, que canta el amor y también los acontecimientos sociales del mundo. EFENDISIZ SANAT: SIIR (Istanbul, 2012)
Tiren Denizi tuzdan bir kodes ALAKHAR (Beirut e Damasco, 2012)
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